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Cuenta la historia de Rubén, un joven obsesionado de tal modo por las imágenes de la televisión que, como los prisioneros de la caverna platónica condenados a no ver más que sombras, ha comenzado ya a tomarlas por la verdadera realidad. Rubén se pasa las tardes frente al televisor dejando que su alma cruce el muro de cristal para bañarse en exóticas playas, conducir automóviles de ensueño, o acompañar a algún astuto policía de San Francisco. Pero su vida se complica inesperadamente el día en que descubre, de este lado de la pantalla, a uno de esos fascinantes personajes que le hacen soñar en sus largas horas de gozosa contemplación.
(Alfaguara, 1992) |